Esta canción tiene una curiosa historia: de visita en el monumento en memoria por las víctimas de Horishima y Nagashaku, el poeta dagestaní soviético Rasul Gamsatov quedo impresionado por la historia de una niña japonesa, enferma de leucemia como consecuencia de la radiacción y que se había propuesto hacer mil grullas blancas de papel antes de morir. De vuelta en la URSS, escribió un poema que llamó la atención del cantante y actor Mark Bernes. El poema original está escrito en la lengua materna de Hamsatov, el Abar, y la versión que conocemos es la traducción que hizo al ruso Naym Grebnev, con música de Yan Frenkel. Aquí se la dejo, que seguro que les gustará…

Cambio el video, porque Youtube no permite compartirlo. Os pongo una de las muchas interpretaciones -la menos sobreactuada- de Elena Vayenga que circula, pero escuchad el mp3 de Mark Bernes que hay bajo estas líneas, que merece la pena. Vayenga canta muy bien, pero la interpretación de Bernes es sentida, contenida y magistral…

Журавли

Мне кажется порою, что солдаты,
С кровавых не пришедшие полей,
Не в землю нашу полегли когда-то,
А превратились в белых журавлей.

Они до сей поры с времен тех дальних
Летят и подают нам голоса.
Не потому ль так часто и печально
Мы замолкаем, глядя в небеса?

Летит, летит по небу клин усталый,
Летит в тумане на исходе дня,
И в том строю есть промежуток малый,
Быть может, это место для меня.

Настанет день, и с журавлиной стаей
Я поплыву в такой же сизой мгле,
Из-под небес по-птичьи окликая
Всех вас, кого оставил на земле.

Мне кажется порою, что солдаты,
С кровавых не пришедшие полей,
Не в землю нашу полегли когда-то,
А превратились в белых журавлей…

Las grullas

A veces, me parece que los soldados
no regresaron de los campos sangrientos,
y nunca fueron enterrados en la tierra,
sino que se convirtieron en grullas blancas.

Desde aquellos tiempos lejanos hasta hoy
vuelan y nos llaman con su voz…
Si no, ¿por qué tan frecuente y tristemente
callamos y miramos hacia el cielo?

Vuela, vuela por el cielo la bandada cansada,
vuela en la bruma, hasta el ocaso del día,
y en esa formación hay un pequeño hueco,
que puede ser un lugar para mí.

Llegará un día en que yo también
flotaré en la misma bruma con las grullas,
bajo el cielo, con los pájaros, llamándoos
a vosotros, a quienes dejé en la tierra.

A veces, me parece que los soldados
no regresaron de los campos sangrientos,
y nunca fueron enterrados en la tierra,
sino que se convirtieron en grullas blancas.

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